CAPÍTULO 16
LLEGARON LAS
VACACIONES!
(Shanghai - 1ª PARTE)
Se acabaron las clases del
primer cuatrimestre y llegaron las esperadas vacaciones. Teníamos por delante
seis semanas de distracción y desconexión del trabajo y habíamos estado
planeando unas buenas vacaciones.
El primer destino fue
Shanghai, la también llamada “Perla de Asia”.
Esta aventura empezó en Zhengzhou el día en que cogimos el tren con
destino a Shanghai. El viaje en tren duraba 12 horas, sí 12 horas tal como
leen. Las distancias entre las ciudades chinas son enormes y los trenes tardan
una eternidad en llegar a su destino. Tienes la posibilidad de ir en avión y
tardar unas 3 horas, pero no es buena idea el dejar de disfrutar de una
experiencia en tren.
El viaje en tren en este
país es alucinante! Existen diversos billetes de tren a diferentes precios y
nosotros elegimos comprar un billete de los baratitos en el vagón cama. Como
digo es maravilloso el verte en un vagón dónde duermen unas trescientas
personas en literas triples y dónde el camarote es… nada! Es decir, es un vagón
con divisiones y donde cada “camarote” es de seis camas tres a un lado y tres
al otro, en forma de litera, y separadas por una mesita. Te separa del
siguiente camarote las “paredes” donde se sujetan las literas y sin puertas al
pasillo. Mientras duermes ves a la gente pasar de un lado a otro, con su comida
y sus cosas. La gente come y duerme en estos mal llamados camarotes. El olor del ambiente es una combinación de
comida y humanidad, ves a gente de todo tipo… desde pueblerinos que viajan
cargados de sacos de arroz y mierdas varias hasta gente de negocios que no les
gusta gastar mucho dinero en un camarote mejor y que prefieren hacerlo al
estilo chino. Por otro lado, esta experiencia es muy enriquecedora, conoces
gente y disfrutas de la cultura de este país. Nosotros conocimos a un
adolescente, nada tímido, de la ciudad de Urumqi en la provincia de Sinkiang
muy cerca de Tibet y la frontera de Mongolia. Esta experiencia la recomiendo a
todo el que venga a China pues hay que vivir esto a tope.
Tras doce horas en el
tren llegamos a Shanghai la perla de Asia. Esta ciudad impresiona nada más
bajarte del tren. La estación de tren a la que llegamos es enorme y ves gente
por todos lados y que van en todas direcciones.
Una vez en Shanghai nos
dirigimos al hotel que teníamos reservado por un precio módico de 10 € la noche
con desayuno, chino hay que decirlo, incluido. El hotel no es que fuera el
Ritz, pero estaba muy bien para lo que lo íbamos a usar, es decir, dormir y
desayunar. Dejamos las cosas en el hotel y nos dispusimos a encontrarnos con
Ángela, la profesora de Nueva Zelanda que había estado trabajando hasta ese
entonces en la universidad y que ya se disponía a regresar a su país después de
haber trabajado un cuatrimestre con nosotros. Aquí los profesores trabajan por
un cuatrimestre, en su caso, o lo hacen por un curso entero, como lo hacemos
nosotros.
El hotel se encontraba en las inmediaciones de Nanjing Road, para los que les cueste imaginarse esta calle les digo que es como la Calle Mayor de Triana, en Las Palmas de Gran Canaria pero… a lo bestia! Jajaja! Es una calle peatonal, inmensa y llena de comercios, centros comerciales y por donde corre el dinero de los turistas. Pasear por Nanajing Road es una aventura, estás todo el rato diciendo “不要” no quiero, ya que cuando vas caminando y los vendedores ambulantes te ven esos ojos grandes que tanto nos caracterizan… saltan como conejos sobre ti ofreciéndote de todo. Algunas veces es gracioso, pero muchas veces te agobian y se hacen los locos, aunque les hables en chino y siguen, y siguen. En estos meses he aprendido esta frase que los deja descolocados “怪国人没有钱”, se pronuncia de esta forma “kuaikorenmeiyouchen” y significa que el extranjero no tiene dinero, jajaja! Se quedan con la boca abierta pues aquí el turista es capaz de pagar un dineral por cualquier cosa. Tenemos que tener claro que en China hay una tradición a la hora de comprar y es que hay que regatear. Si te ven cara de occidental te van a dar un precio que el 100% de las veces es el doble de lo que realmente vale el artículo, así que hay que jugar al regateo e incluso hay que ser un poco maleducado, pues les va el rollo, para conseguir el precio ideal. En este arte mi amigo Marco Daccarett es el amo. Jajaja! Pero Nanjing Road no es sólo agobio, también tiene cosas bonitas e interesantes como puede ser el ver a personas bailando en medio de la calle, gente de todo tipo y nacionalidades caminando y comprando, sobre todo occidentales, y donde podemos encontrarnos también a barberos ejerciendo su trabajo en plena calle y sin ningún complejo! jajaja! En fin, una calle preciosa que no debe faltar en la ruta del viajero.
Nos encontramos con Ángela
en la estación de metro. Ángela tenía tres días para visitar Shanghai y
realizar compras antes de volar hacia su país, por lo que ya tenía su plan. Nos
dirigimos a una de las zonas más famosas de la ciudad, The Bund. The Bund es
una gran avenida a la orilla Oeste del río Hangpu desde donde se puede divisar
al otro lado la parte más moderna de Shanghai, la zona del Pudong con sus
enormes rascacielos comandados por el símbolo arquitectónico de la modernidad
de esta ciudad, La Perla. Este emblemático edificio es una torre de comunicaciones
de una belleza enorme debido al color rojizo de sus fachadas acristaladas en
contraste con el resto de rascacielos plateados que emergen a su alrededor.
De allí volvimos atrás hacia la estación del metro para así cruzar el río y subir a lo que yo llamo el sacatapas, un edificio enorme que en la distancia parece un utensilio para abrir botellas! Su nombre real es el de Shanghai World Financial Center (SWFC) y mide unos poquitos metros, tan sólo 492 metros y 101 pisos de altura, casi, casi como una casita terrera! Jajaja! La atracción de este edificio es el subir a su mirador desde el cual se puede ver toda la ciudad de Shanghai, siempre y cuando el día esté despejado y el ambiente no esté muy contaminado. El mirador se divide en dos partes, la planta inferior, más barata de visitar y que tiene las vistas un tanto reducidas y la parte superior que es casi totalmente acristalada y desde donde se puede ver toda la ciudad. Al acercarme a la cristalera sentí como la adrenalina me subía pues tengo un poquitín de vértigo! Esta sensación no tenía desde hace tiempo cuando practicaba Surf y veía la altura que tenía la ola en el momento de cabalgar sobre ella. Una experiencia brutal pues lo ves todo a tus pies y la altura es inmensa. Otra cosa que impresiona es la velocidad a la que sube y baja el ascensor. Mi hermana Silvia no podría subirse en este ascensor ni con una sobredosis de Valium! Jajaja!
Ya en el segundo día nos
fuimos a visitar la Concesión Francesa, una de las zonas históricas de Shanghai
y que denominó así tras la Segunda Guerra del Opio cuando los franceses ocuparon
esta zona. Es increíble pero esta zona se ha mantenido fiel a su arquitectura
colonial durante todos estos años haciendo frente al avance modernista de la
ciudad. Gracias a ello, hoy en día es uno de las partes más visitadas por los
turista en esta ciudad. En esta zona se encuentran muchas tiendas conocidas y
lugares donde poder comer algo de comida más occidental incluso un restaurante español al que no nos atrevimos a entrar por si acaso después nos arrepintiésemos, ya que nos quedan unos meses por delante para disfrutar de este tipo de comida... jajaja (continuará…)
Estáis locos... yo no hago viajes de más de cuatro horas en tren...y en primera clase! jajaaj Que va, es broma. Yo fui a Shanghai en avión desde Hefei y fue una pesadilla, las veces que he ido en tren, mucho mejor.
ResponderEliminarKlara... una aventura es una aventura! jajaja!
EliminarMaravilloso todo. Es una preciosidad y el relato ayuda a imaginarlo como una vivencia propia.
ResponderEliminarGracias! Todavía queda algo! Pero últimamente estoy con el culo a dos manos! jajaja!
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