CAPITULO 13
UNAS NAVIDADES UN TANTO EXTRAÑAS
Una vez se ha acabado todo,
es el momento de empezar a escribir sobre las experiencias, a veces un tanto extrañas,
que hemos vivido en estos últimos tres meses. Lo siento mucho por haber tardado
tanto en escribir pero es que entre la diversión, el final del cuatrimestre y
preparar el mes de vacaciones que teníamos por delante… no he tenido tiempo
pero… aquí estoy, no se van a librar de mí tan fácilmente. Jajaja!
Bueno, empezamos por las
Navidades que de verdad tengo que decir, han sido un tanto extrañas pero muy
divertidas. Por primera vez en mi corta experiencia laboral como maestro,
profesor, o como quieran llamarlo, he tenido que trabajar en Navidad. No hemos
tenido más de dos días no lectivos consecutivos. Increíble sí, pero es la pura
realidad en este país. Para ellos las Navidades nuestras no cuentan aunque…,
por otro lado, está muy bien pues en las fechas en que celebran el Fin de Año
Chino tienes un mes de vacaciones. Pero de eso ya hablaremos en otro capítulo,
hoy toca hablar de estas Navidades tan raras.
En principio nos dijeron que tendríamos que trabajar el 25 de Diciembre pero alguien, alguno de los profesores extranjeros, no sé quien pudo se, protestó y dijo que los extranjeros creían en la celebración del nacimiento de Cristo y al final nos dieron el día libre. No me hubiese importado trabajar pues sólo tenía una clase, pero día libre es día libre, o no? Jajaja! Pero ahí no queda la cosa… el día 24 teníamos una reunión de todos los profesores extranjeros con los jefes, nada más allá de la formalidad que envuelve a esta gente. Unas galletitas, unas palabritas y… calabaza, calabaza… cada uno para su casa. Jajaja! Pues bien, me llevé una sorpresa cuando unos días antes de esta reunión llegó Mili diciendo que le habían comunicado que nosotros, la pareja de españoles, no iban a la reunión, si no que estábamos invitados a la Ópera. Raro, verdad? Yo le dije que mejor pues cuando esta gente empieza a hablar en las reuniones… no para y para colmo de males, no les importa que seamos extranjeros, todo lo dicen en chino, así que mejor una ópera.
Entre este y el otro, el otro y este, nos teníamos que decidir por uno y... ¿Por qué no un
buffet? Jajaja! Decidimos la comida más romántica de todas, comer hasta reventar,
jejeje! El buffet es un poquitín caro, pero merece la pena pagar 100 yuanes, que son unos 10 €, más o menos, por
comer todo lo que quieras y beber también. Tienen buena carne y marisco, vino,
cerveza, licores, refrescos y muchas cosas más, y todo entra en el precio, así
que se pueden imaginar… estuve a punto de explotar. Casi reviento por comer carne y pasteles y beber cervecita china y zumos de no se qué y comer fruta con nombres rarísimos, etc. Tras la comida sólo quedaba el ir a dar un paseo por el Centro Comercial y después volver a casa que al siguiente día trabajábamos.
Sólo me queda decir una cosa:
圣诞节快乐!
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